martes, 7 de febrero de 2012

El tiempo es un canalla, de Jennifer Egan

El tiempo es un canalla es la primera novela que publica Minúscula en su nueva colección Tour de Force con una demasiado explícita traducción del original A Visit from the Goon Squad (en Cataluña han sido aún más explícitos, El temps és un cabró). Ha sido galardonada con el premio Pulitzer, y como el famoso es el de periodismo se hace necesario un vistazo a los ganadores en la categoría de ficción. Unos cuantos nombres ilustres.

Cada capítulo es una historia distinta y quizá se podría leer sin un orden determinado aunque los personajes se entrecruzan. Personajes a los que el tiempo, en líneas generales, ha tratado fatal. Sasha, con problemas de cleptomanía; Bennie Salazar, empresario musical, que echa copos de oro en el café para recuperar el apetito sexual…

Un inciso, para los gourmets culinarios. Parece ser que puedes comprar oro y plata para aderezar ensaladas u otros platos. Para paladares exquisitos y bolsillos abultados. Seguimos con los personajes:

…unas punks veinteañeras que consumen droga y practican sexo al ritmo de Iggy Pop; un safari en África que sirve para mostrar distintas insatisfacciones (Insatisfacción estructural: volver a las circunstancias que en su día te complacieron, después de experimentar una vida más emocionante u opulenta, y descubrir que ya no los toleras.); parejas que se engañan; periodistas que intentan violar a jóvenes estrellas de cine; una fiesta exclusiva en la que accidentalmente cae aceite hirviendo sobre los invitados; un dictador que intenta lavar su imagen; una chica desaparecida en Nápoles…

Para Jennifer Egan el tiempo es un canalla y cualquier pasado fue mejor. La vida es un juego en la juventud y después preocupa y electriza y abruma. El paso del tiempo produce pérdida de pasión en la pareja (expresado con una bella metáfora de un papel que se dobla una y otra vez) y, al final, apatía emocional.

El penúltimo capítulo se titula “Grandes pausas en el rock and roll” y es la reproducción de diapositivas de un power point.
Allison analiza a sus padres (ambos son personajes que aparecen en capítulos anteriores) y su propia vida usando el programa de Office. Su hermano está obsesionado con las pausas en las canciones. Un ejemplo: “Foxey Lady”, de Jimi Hendrix. Otra pausa magnífica: dura 2 segundos y entra en 2:23 en una canción que dura 3:19. Aunque el silencio no es absoluto: de fondo se oye a Jimi respirando. Aquí está:


El último capítulo nos sitúa en un futuro no muy lejano en el que todo el mundo, incluido niños, usa un handset (trasunto de la comunicación por facebook, whatsapp y similares) y en el que cualquier bebé que fuera capaz de señalar podía descargar música. El record del comprador más precoz lo tenía un bebé de Atlanta que había comprado una canción de Nine Inch Nails titulada “Gaga”. Un mundo de palabras encajonadas, término que había inventado ella misma para designar aquellas palabras que ya solo tenían sentido usadas entre comillas. (…) ¿Desde cuándo “democracia” se usaba únicamente de forma maliciosa y burlona?.

La autora ha confesado inspirarse en Los Soprano para la creación de su obra y la cadena de televisión que produjo The Wire le ha devuelto el “favor” comprando los derechos para adaptarla. In HBO we trust.

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